Ya van poco más de cuatro meses, y ni rastro de Jackie Chan. Al menos en persona, pues en términos de panfletos, pancartas y carteles lo ves en todos lados. En el bus, en el paradero de micro, en el metro, en los champúes, jabones, medicinas... ¡hasta en propaganda para antivirus!
Son cuatro los meses en los que me he metido hasta media cintura en una sopa de letras china, y sigo hundiéndome. Por el costado, ya suman diez mis alumnos de español (ocho niños y dos jóvenes veinteañeros), y el número pareciera ir creciendo gradualmente. Todavía estoy yendo a clases en la escuela de idiomas, pero se me acaban en un par de semanas. De ahí en adelante, sólo intercambio.
En términos culinarios, he debido hacer algunos recortes por motivos de presupuesto (principalmente debido a los viajes que he hecho), así que últimamente no he tenido tanta oportunidad de ir a comer a lugares exóticos. Y, a pesar de que tengo varias fotos de comida en mi archivo, ¡no recuerdo cómo se llaman! (Lo cual vence un poco el propósito de escribir sobre la comida, bajo mi estricto punto de vista.) Pero bueno, ya me pondré al día. He tenido muy presente el blog, y me parte el alma tenerlo tan abandonado. Lo que les puedo prometer es que no he parado de tomar fotos (quizás por lo mismo es tan difícil encontrar algún punto de partida. Ya sean los viajes, o la comida, o la gente...).
¡Esto vuelve! De a poco, pero vuelve.