domingo, 31 de octubre de 2010

Halloween


Para complementar la entrada anterior, finalmente no hubo ciclón en Hong Kong. La tormenta venía de cabeza hacia esta ciudad, pero un día antes de su llegada cambió drásticamente el rumbo y no pasó por Hong Kong. Así que me quedé con las ganas! Nada que hacerle.

Anoche se casó uno de los compañeros de kung fu. Todo se llevó a cabo dentro del restorán que habían arrendado para la velada; desde firmar el contrato de matrimonio hasta la comida. Debe de haber habido unas sesenta personas, y una cantidad brutal de comida (la más notable de la cual fueron unos camarones del porte de mi mano). El evento comenzó a las seis de la tarde y terminó a las diez, una vez que se acabaron los comistrajos. Literalmente fue 'comida hecha, amistad deshecha'. Una muy bonita velada donde todos estaban contentos.

Luego del matrimonio, fuimos con cuatro compañeros a tomar una cerveza por ahí (nótese que el más joven de estos compañeros tenía 40 años), y ahí caí en cuenta: era Halloween. El centro de la isla estaba plagado (y digo, plagado) de gente disfrazada en las calles. Debo reconocer que no he pasado Halloween en muchos países, pero fue simpático ver a medio mundo vertido en la calle tomando y con algún tipo de disfraz (especialmente la abundante cantidad de chiquillas vestidas de princesas árabes, uf!). Nos tomamos unas pocas cervezas, conversamos, y luego nos batimos en retirada. Al ser las dos de la mañana, tuve que caminar un poco más para encontrar el bus nocturno (me encontraba a una hora y algo de la casa). Princesas, mimos, chaplines, freddy kruegers, elefantes, bailarinas, jedis, screams, zombies, picapiedras, dinosaurios, gángsters, odaliscas, nadadores, jóvenes manos de tijeras, gatas, monstruos, capitanes planeta, bailarines sesenteros, afros, caníbales, fantasmas, pandas, perros, travestis, adanes, santa closes, y artistas marciales fueron sólo algunos de los disfraces que me tocó ver en el camino de vuelta. Me subí al minibús (caben unas 15 personas dentro), y a mitad de camino se subió un dracula, una gata y... un minero. Con una bandera de Chile al pecho.
Casi se le cae la boca cuando le dije que yo era chileno (era norteamericano), y por poco se me lanza a abrazar. Dado que el bus en movimiento ponía en peligro su ebria integridad, se tuvo que conformar con varios 'pero qué orgullo para tu país!' y frases por el estilo. Halloween.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Lo que el viento se va a llevar

Este fin de semana llega a Hong Kong el peor ciclón en veinte años, con vientos de hasta doscientos y algo kilómetros por hora! (Una suerte de equivalente asiático para el huracán Katrina.) Si no está demasiada ruda la cosa, saldré a tomar fotos con mi nuevo estuche de camarita a prueba de agua.

jueves, 14 de octubre de 2010

Sic transit gloria mundi

Unos vienen, otros vuelven.
Para el tío, con todo el cariño del mundo.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Globalización

En verdad, es una mera excusa para subir fotos de comida. Pero es notable que este 'lava cake' de origen francés (o debatiblamente estadounidense) esté hecho en China.
Caramba que estaba bueno. Mis intercambiarias tienen el cielo asegurado con tanta invitación a comer que me han ofrecido sin pedir nada a cambio (todavía).

martes, 5 de octubre de 2010

A comer al paradero

Las micros en Hong Kong son extremadamente convenientes. Las frecuencias son aceptables, el precio es adecuado y los recorridos son utilísimos; adonde quieras ir, hay una micro. Ahora bien, en mis meses de pasajero, ha habido más de un lugar a mitad de recorrido que me ha llamado la atención, pero no siempre tengo la oportunidad (o el ánimo) de retroceder en mis pasos y explorarlo más a fondo. Esta vez, sin embargo, tuve la fortuna de ser invitado por un par de intercambiarias a comer comida callejera y ¡bondad graciosa! coincidió que la cocinería a la que llegamos era una a la que tenía ganas de ir hace rato ya.
Lo notable del lugar es que está ubicado literalmente al lado de un paradero de micros. Al punto de tener mesas en el paradero mismo. De hecho, ahí nos sentamos cuando llegamos, pero tuvimos que cambiarnos porque mis señoras intercambiarias se estaban infartando cada vez que pasaba la micro a escasos 50 centímetros de nosotros a dejar pasajeros un poco más allá.
Y, como era de esperarse, el festín fue para chuparse los dedos. Unas cuantas botellas de cerveza para paliar los casi treinta grados de temperatura, y a hincarle el diente a los platos.
Partieron llegando las almejas marinadas en salsa de porotos negros picantes; el plato ya lo había probado en una de las islas aledañas, pero acá estaba prácticamente igual de sabuloso. Siempre es un buen desafío el tomar las conchitas con los palitos.
Pocos minutos después, llegó la sensación de la mesa; los camarones meones (ese es el nombre literal en chino). Hacía ya varios meses que los quería probar, y superaron todas mis expectativas. Fueron un extasiante tributo al colesterol. ¡Hasta tenían 'gou', igual que las jaibas sobre las que escribí algunas entradas atrás! Los crustáceos chinos son terriblemente exóticos.
De la mano con el post anterior, esta es la razón por la que no se ven muchas palomas en la ciudad. Jojojo.
La cazuela de pescado estaba fantástica. O sea, siempre es un poco raro comerle hasta la piel, especialmente porque dicha criatura está cocinada con la pura temperatura de la sopa hirviendo -esto es, una suerte de semi-sushi lleno de espinas-, pero después de la suave chiclosidad inicial uno se acostumbra.
Y el mítico y original arroz chaufán! No es por mirar en menos nuestros deliciosos chaufanes chilenos (cuántos recuerdos, cuántas buenas cenas), pero se nota en el sabor que éste es el original. Ojo que sólo debe de ser un 30% más sabroso que el chileno (lo cual no es tanto), por lo que no creo que salga a cuenta venir para acá solamente a probar el arrocito este. Nota al pie, en esta ocasión estaba preparado con el 'popular' chancho chino.
Cuando ya parecía que no nos iba a entrar más comida (especialmente a mí, que me tocó tomarme casi toda la cerveza y terminarme los platos que mis contertulias no pudieron acabar), llegó el broche de oro. Boquitas de calamar picantes. Así es, boquitas! De hecho, si ven con atencíon en la foto se ven unas suertes de piquitos de un color un poco más claro. Como buen calamar, eran semichiclosas, y vinieron de perilla para consumir junto a una cerveza. Sobraron unas cuantas boquitas, por lo que me las traje a la casa y fueron mi almuerzo del día siguiente

domingo, 3 de octubre de 2010

Plumíferos

Paloma en Francia.
Paloma en Australia.
Paloma en China.

XD