jueves, 25 de octubre de 2012

Momento Discovery Channel

Me encontraba a comienzos de la semana en un roquerío junto a una playa al norte de Brisbane, sacándole fotos a lapas, caracolitos, cangrejos y todo tipo de fauna marina, cuando súbitamente sentí un poderoso chapoteo al lado mío. Al darme vuelta, primero vi algo largo y moteado moviéndose rápido.

 Al comienzo creí que era una serpiente acuática por el tamaño, pero no estaba muy seguro. Lo único evidente a esas alturas era que esa serpentina criatura se estaba zampando flor de jaiba. 
 La masticó y azotó contra las rocas por unos pocos segundos, solo para luego dejar el cadaver ahí y desaparecer entre las rocas tan rápido como había llegado. 
Para mi sorpresa, luego de un poco de investigación resultó ser una morena. Cosa relativamente curiosa, pues hasta lo que yo sabía las morenas raramente salen de sus madrigueras (esperan a que la comida les llegue cerca). Por el tamaño, en todo caso, debe de haber sido una morena bebé. Morena copo de nieve, es el nombre de esta especie (nombre científico echidna nebulosa).

De todas formas, después de ver el espectáculo no volví a meter las patitas al agua. Como si el hecho de que casi pisé una serpiente venenosa mientras bajaba a la playa no hubiera sido lo suficientemente amedrentador. Todavía me cuesta acostumbrarme a que acá en Australia casi todo es venenoso y/o agresivo (o al menos ese es el estereotipo). 

Actualización respecto de las ranitas

Yo tenía tres ranitas, yo tenía tres ranitas
Y una se murió de tos;
No me quedan más que dos. 
De las dos que me quedaban, de las dos que me quedaban
Una se la comió un ave asesina; 
sólo hay una rana en la piscina...