Lo sé, soy un terrible chico por no actualizar este blog en tanto tiempo. Chile cuenta como viaje más que vida cotidiana, pero aun así he estado con mil cosas y no me he tomado el tiempo para escribir. Y eso que más encima es una excelente práctica, el permitir que la palabra escrita fluya a través de los deditos (y salpique la pantalla, donde mágicamente se convierta en formato compatible con las entradas de blogger).
Me queda un mes exacto para volverme. No es mucho, y se va a pasar volando. Todavía tengo que terminar el tríptico que vengo pateando desde hace un mes casi, sacar mi licencia de piloto, ver a un par de personas más, hacer un asadito con otras, decir los adioses respectivos y ¡zas! irme a la tierra del sol semi-naciente.
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