El domingo pasado estábamos caminando con una amiga por las calles del centro, cuando espié por una puerta abierta el interior de una cocinería. Llamar cocina a esa salita habría sido poco; más bien era una cocina-caja-recepción-sala de descanso para el personal. La sala tenía como unos cuatro metros cuadrados, y la mesita al centro era la protagonista indisputada de la escena. Alrededor de ella, tres cocineros conversaban y preparaban casi a malabares en tan pequeño espacio los distintos comistrajos que los clientes de afuera estaban ordenando. De pronto, los tres se detuvieron y voltearon la cabeza hacia la puerta abierta, intentando ver qué o quién era el que les estaba tapando la entrada de luz a su guarida sin electricidad. Los rostros inicialmente sonrientes se fruncieron en un mar de arrugas y miradas rígidas al ver que este extranjero intruso estaba metiéndose con una trompa de cámara en la salita. Levanté la vista del aparato un segundo y les dije en un chino con sonrisa culpable: "qué lindos los buñuelitos"! Ya sea la sorpresa de ver un joven foráneo hablar su idioma o el cumplido a su comida, los tres cocineros rompieron en orgullosas risas, aplausos y palmazos en su delantal. Menos mal; yo ya veía que sacaban el cuchillo. Los siguientes treinta segundos presenciaron la conversación de rigor en estas circunstancias (qué bien hablas cantonés, oh, muchas gracias, todavía estoy estudiando, no, de veras es bueno, hace cuánto que vives en Hong Kong, dos años, waw, qué poco y qué buen chino tienes, es usted demasiado gentil, yo no encuentro que sea tan bueno...), llevada a cabo por dos personas, una cámara entre medio y el ruido sordo de unos cuantos clicks del obturador. El resultado, un retrato (algo pobre, pero le estamos poniendo empeño a la fotografía) a uno de los alimentos más insignes de la ciudad: el siu mai.
lunes, 30 de enero de 2012
domingo, 29 de enero de 2012
Mi vecino
martes, 24 de enero de 2012
miércoles, 18 de enero de 2012
Solidaridad
Barba de neón
Ahí estaba, en pleno corazón de Hong Kong, el viejito haciendo artesanías. El incesante flujo de personas pasaba a unos pocos centímetros de él, como quien se aparta levemente para sortear un obstáculo con tal de no chocar con él. Si se tratase de personas deteniéndose en medio del tumulto, el gentío no tendría piedad; serían empujadas sin cesar y arrastradas dentro de la vorágine de humanos salvajes que circula incansable por las arterias del centro hongkongués. En desmedro de esto, el viejito seguía hilvanando sus canastos de mimbre impertérrito, abstraído del rujido de pies ajenos castigando el cemento en frente suyo. En ningún momento dentro de los diez minutos que pude flotar en la muchedumbre intentando sacarle una foto alzó la vista. A su alrededor, las vendedoras promocionaban sus productos y restoranes a todo pulmón; las bocas de la turba vociferaban todo tipo de conversaciones banales y quizás no tan banales. Aun así, este aparentemente venerable anciano siguió absorto en lo que es probablemente su fuente de ingreso. Ahí se le ve todavía a la salida del metro, en el mismo lugar que todos los días, produciendo, siendo un zumbido más dentro del enjambre de producción asiático. Creo que lo que me llamó mas la atención de la escena, en todo caso, fue su barba color de neón.
viernes, 13 de enero de 2012
Año nuevo chino
Se viene, se viene! Este fin de semana que viene comienzan las celebraciones de año nuevo chino. El año del dragón, con toda la garra, fuerza y misticismo. Antiguamente, la única persona que podía tener la imagen del dragón o hacerse representar por él era el emperador; cualquier persona que no fuera él y que intentase de hacer lo mismo era ejecutada sin chistar. Estos días, la cosa es un poco más flexible y la justicia es más indulgente hacia los ciudadanos. Enhorabuena, puesto que de lo contrario una gran porción de la población sería ejecutada (partiendo con personajes como Bruce Lee, cuyo nombre en chino significa 'pequeño dragón' Lee, o Jacky Chan, cuyo alias en chino significa ' transformado en dragón').
jueves, 12 de enero de 2012
Pasan...tía
Mi primera misión fue cambiar las lámparas quemadas del techo. Si alguna vez me quedo sin empleo, ya sé en lo que puedo trabajar! Si bien mis primeras funciones fueron algo más rústicas de lo que pensaba, el torrente de trabajo en el computador que fluyó después de ese día me dejó casi sepultado en quehaceres y responsabilidades, intentando desproveerme de lo que otrora consideraba vida. Todo al más puro estilo Hongkongués, con sus buenas trabajadas hasta las dos de la mañana! Ya van dos en un espacio de cuatro días laborales, jaja. Mi jefa es a todo cachete en todo caso, e incluso cocina extra de vez en cuando, lo que la eleva a la posición de jefa estrella. En vez de explotarme ella, deja que me explote solo (lo que quizás le rinda más frutos, a decir verdad). Será que la trabajolicolía corre en alguna rama de la familia?
De toda formas, espero que el asunto se normalice la próxima semana, y tenga horarios un poco más normales. Probablemente en parte porque me ofrecieron otra práctica part-time mientras hago esta, y acepté, jojo. Uno siempre se las arregla de alguna forma, en todo caso. Felices fines de semanas a los lectores ávidos.
miércoles, 11 de enero de 2012
Obra maestra
martes, 10 de enero de 2012
lunes, 9 de enero de 2012
Como el agua del río
Miren, está nevando! Qué hacemos? Tomemos chocolate caliente frente a la chimenea. No, mejor almorcemos y durmamos una siesta bajo el cómodo arropado del plumón. No, qué tal si nos abrigamos y salimos a hacer monos de nieve? No, tal vez mejor esquiar. No, ya sé: saquemos los trajes de silicona y VAMOS A SURFEAR!
Lugar: Playa de Otaru, Hokkaido, Japón.
domingo, 8 de enero de 2012
Ciertos estudios no mienten
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