martes, 31 de julio de 2012

Lasa

El corazón palpitante del Tíbet. El actual Dalai Lama se parapetó ahí a mediados de la década del cincuenta, luego de que el ejército chino llegara hasta las mismas puertas del palacio. Las botas, manchadas de sangre, habían aplastado la rebelión tibetana en pocas semanas, y ahora rodeaban lo que se podría ver como el último bastión de la capital del budismo mundial en aquella época. El ejército no atacó el palacio, sino que se limitó a concederle arresto domiciliario al líder espiritual. Pocos días después de la marcha triunfante de las fuerzas rojas en Lasa, el catorceavo Dalai Lama logró escapar del palacio disfrazado, y no paró hasta llegar a India, donde hasta el día de hoy vive.

Libertad para el Tíbet? Es un dilema difícil de advocar. No tanto por el hecho de que China esté imponiendo su yugo sobre Tíbet (lo cual está muy latente), sino por los beneficios que le ha dado en vista de su significancia territorial. Tíbet, para bien o para mal, es un pequeño actor en medio de un revoltijo de rivalidades entre las grandes potencias mundiales. Geopolíticamente hablando, siempre fue de gran interés para China el tener a Tíbet como parte de ellos, sin mencionar el hecho de que Tíbet tuvo por muchos siglos espléndidas relaciones con Mongolia y, digamos, Mongolia y China no eran los mejores amigos algunas dinastías atrás (han oído hablar de la Gran Muralla?). El Tibet goza no sólo de recursos naturales (potencial minería y algo de agricultura), sino que también posee una vasta frontera natural: los Himalayas. Hipotéticamente hablando, si el Tíbet llegase a ganar independencia, podría muy fácil y rápidamente convertirse en un centro de operaciones para bases militares estadounidenses, pakistaníes y/o indias. Estados Unidos lleva hartos años pololéandose al Dalai Lama y la libertad de su Tíbet, imponiendo una moda cultural de "librémonos de la opresión" que hace mucho eco en Europa y otros países del primer mundo. Mientras que el Dalai Lama busca el bienestar de su gente, se podría decir que los grandes poderes occidentales buscan meterle una piedra en el zapato a China a como dé lugar. Si fuera por opresión y derechos humanos, hace rato que varios países del primer mundo se habrían dignado a hacer algo al respecto en países de África y el Medio Oriente.
En la actualidad, el Tíbet (y Lasa, en particular) está muy modernizado en comparación a lo que era cinco o diez años atrás. Al punto que a menudo se ven monjes con el rosario en la mano y el celular en la otra, o un monje meditando y el del lado mandando mensajes de texto. Y ni hablar de las carreteras, hospitales, escuelas y demases. Claramente, las localidades pequeñas siguen siendo muy pobres, pero las ciudades más grandes tienen todo tipo de facilidades a las cuales sería difícil o casi imposible renunciar en caso de que se independizaran. El dejar de lado todos los bienes materiales (o al menos la gran mayoría) y facilidades sería el precio de la libertad e independencia y, si bien sigue muy de la mano con los principios budistas del desapego, sospecho que no sería lo más fácil de hacer. Claro está, los seres humanos se adaptan, pero de ganar su independencia los tibetanos podrían fácilmente pasar a ser más pobres que los habitantes de Corea del Norte. A grandes rasgos, los habitantes del Tíbet no tienen la culpa; como se dijo anteriormente, son solamente pequeños jugadores en un gran duelo de grandes potencias. 

1 comentario:

  1. Urra, meu repórter!!!!!

    Muito bem falado... Esso mesmo...
    Concordo.....
    No conteúdo e verbo.

    Você esteve.....esta falando com argumentos.

    Como seja, o que era já é outra coisa.
    Os impérios estão indo para o brejo.
    O império econômico acabou como conhecido.
    O capitalismo está com os dias contados...

    O quis da questão é...onde será a dança
    Serão com quê dançarinos?
    De onde vem
    Para onde vão

    A coisa esta difícil!!!
    Segurar as calças.

    E que a sorte nos acompanhe
    E sempre abençoados por "Sanguchito"

    Beijos

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