Sospecho que las fotos de paisajes que había subido no se podía abrir, por lo que modifiqué el tamaño de algunas para que se puedan apreciar un poco mejor. Estas son las joyitas que sacamos en Japón.
Hakone, cerca del monte Fuji. Una vez instalados en el hotel, le preguntamos al receptionista sobre dónde quedaba la huella para caminar más cercana. Nos dio las indicaciones, y al parecer el inicio del camino quedaba a unos quinientos metros. Nos mostró la ruta en el mapa y dijo: 'Hasta este centro turístico son aproximadamente cuatro horas, tengan cuidado por favor'. Treinta y cinco minutos después estábamos llegando a dicho centro turístico. Cuento corto (ya alguna otra vez subiré más fotos de esa caminata, había varios lugares bonitos en el camino), llegamos a dicho centro turístico, buscamos la montaña más alta que alcanzábamos a ver y la escalamos.
El camino de ida hasta la cima fue de alrededor de una hora y media. En la cima misma pillamos el atardecer casi en su punto cúlmine, pero tuvimos que regresar rápidamente para que no nos pillara la noche. Teníamos linternas y provisiones, pero por ningún motivo nos íbamos a perder la comida que teníamos reservada en el hotel.
El camino de vuelta nos regaló preciosas vistas de una luna naciente y un monte Fuji semidespejado. Como buen día fuera de temporada, fuimos los únicos turistas que anduvimos caminando por los alrededores.
Ya en Miyajima, unos cuantos cientos de kilómetros al sur, al lado de Hiroshima, nuevamente emprendimos el camino a la cumbre del punto más alto (no sé qué vamos a hacer con esta mala costumbre si alguna vez pasamos por Nepal), que no era tan elevado, pero lo suficiente como para entregar bonitas fotos.
Años atrás ya habíamos hecho lo mismo con la Ceci y con mi papá (la mamá nos acompañó en espíritu desde las profundidades de los sueños de madrugada), pero nunca al atardecer. El cielo amenazaba con tormenta, pero entre disparos de nieve el sol se las arregló para asestar una que otra luz cegadora.
Esta vez los héroes de la historia fueron mis hermanos. Mención especial a Andrés que me hizo piecito para poder subir a la roca más alta del lugar (yo andaba con pantalones de vestir, lo cual me imposibilitaba hacer peripecias demasiado audaces. Después de rasparme los brazos y estómago intentando escalar ese peñasco, Andrés se compadeció y me ofreció los hombros).
Desde ahí la vista no podía ser mejor. Se veía hasta Hiroshima a la lejanía. Quién hubiera pensado que hace casi 70 años eso era un peladero en llamas producto de la bomba. Esperemos que los conflictos en el medio oriente y el calentamiento global no nos lleven de vuelta a eso.
Cerro abajo tuvimos una vez más lindas vistas del atardecer. Unas pocas horas más tarde se pondría a nevar furiosamente, sacándole varios 'oh!' y 'ah!'s a los habitantes locales. Parece que nieve en esa época del año no era demasiado común. Patas parriba, el clima. Pónganse las pilas, Naciones Unidas y G20. Tuvalú y todas las naciones-islas a ras de mar se los van a agradecer.
Por último, vista de Sapporo desde la torre homónima. Algo así como cien metros más pequeña que la torre de Tokio (la que, a su vez, es un metro más alta que la torre Eiffel... Ah, Japón), la torre de Sapporo domina el espacio aéreo de esta ciudada más bien septentrional. Nada mejor que un poco de nieve como para escapar del verano del hemisferio sur.
Increíbles las fotos! En particular la que tiene formato panorámica, tiene una buena composición =)
ResponderEliminarEn algún momento haremos nuestras excursiones ;)
Belas e unicas fotos.
ResponderEliminarBruno ademas de bom fotografo, é bom caminhante, é bom explorador,é boa companhia, é todo o que as fotos falam.
Oseja, um coração gigante cheio de entusiasmo, alegria e força de viver.
Bom meu querido, valiu!!!!