lunes, 27 de agosto de 2012

Vecino voraz: recuento de la última víctima

Desde que me instalé en Australia he estado arrendando una pieza en la casa de un amigo, donde somos tres los que convivimos. A los pocos días de mi debut en tierras australianas caí en cuenta de un curioso ritual llevado a cabo por mis contertulios: en la búsqueda por alimentarse mejor compraban todo tipo de alimentos que almacenaban diligentemente en el refrigerador, comían un bocado o dos durante el espacio de algunos días y abandonaban el resto hasta que se echaba a perder. La primera vez que vi esto, que fue cuando me tocó limpiar el refrigerador de ítemes casi seculares (llámese leche cuajada, mermeladas petrificadas, vegetales completamente secos y piedras que alguna vez fueron panes) para poder poner mis propias provisiones, pensé -ingenuamente- que el descuido había sido meramente por esta vez. Cuando tuve que rescatar mis apios y lechugas de ser atacados por moho y el jamón y el queso de quedar impregnados por un olor acre proveniente de un caldo que parecía sacado del renacimiento, caí en cuenta de que aquí había un patrón de conducta. 

Tomé, oportunamente, cartas en el asunto, y me dirigí a mis dos cohabitantes al mismo tiempo en términos muy claros: si no se comen las leseras que compran, me las como yo antes de que se echen a perder. Ambos aceptaron los nuevos términos de uso del refrigerador (y de la despensa. Y de la frutera. Y del comedor), y le agregamos una cláusula donde en ciertos casos les tengo que dar una notificación de advertencia para consumir determinado producto. El viernes pasado me terminé unas deliciosas galletas de avena que había estado esperando desde julio para que se venciesen; su dueño apenas probó una y las abandonó a su suerte en la despensa. No sé si estaba esperando a que tuvieran progenie, pero apenas tocó la fecha de expiración, terminaron de expirar en mi estómago. La última víctima de esta breve tradición de reciclaje fue una media palta, que había estado una semana completa dentro del refrigerador mal envuelta en papel de plástico. El viernes le di un aviso de desalojo a su dueño, y cortésmente esperé hasta hoy para hincarle los dientes. 

De más está decir que la medida salomónica que establecimos es sumamente conveniente para mi bolsillo; a menudo paso varios días sin tener que hacer las compras en el supermercado. Creo que una de las cosas que más agradezco es el hecho de que el dueño de casa (quien es uno de mis cohabitáneos) tiene una base de fans femeninas bastante grande y, al mismo tiempo, no le gustan mucho las cosas dulces. El resultado: a menudo "tengo" que acabar con los regalos que le llegan de dichas fans, que van desde chocolates y galletas a toda clase de quequitos. Afortunadamente, estas ofrendas de admiración no llegan todos los días; de lo contrario a estas alturas sería un bruno y medio quien escribe. 

7 comentarios:

  1. JUAJAUAJAUAJ excelente! Un buen arreglo simbiótico/cooperativo.

    Y estaba decente la palta aún a pesar de la mala envoltura y el largo período entre su apertura, el aviso y el acto?

    Creo qu epodrías ser un poco más agresivo con la estrategia y no esperar hasta la fecha de vencimiento, en particular en caso como galletas abiertas que se humedecen =P

    Faltaron fotos de las víctimas! ;)

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    1. Oh, haré una nota de ello más adelante: cuando veo alimentos que potencialmente pueden ser míos, los envuelvo bien y los cuido cosa de que estén más menos "frescos" cuando expiren. Las galletas estaban crujientes, puesto que estaban selladas al vacío, y la palta estaba buena salvo la primera capa que estaba completamente negra! :P

      Ya sacaré fotos de las víctimas más adelante, en las ocasiones anteriores mis dientes fueron más rápidos que el obturador.

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  2. Concordo com Ignacio.....
    Umas fotos dos fatos seria util.......

    Por outro lado, é genial, sem sorpresa, que tenhas u olfato y a lingua "carrillo" que permite este tipo de reciclagem.
    O mundo seria mais auto sustentavel se tivesemos mais pessoas como "nos"....."finos recicladores" de quanto á; sem preocupáçao se o abacate esta bem embrulhado ou a bolacha úmeda a mais.
    Poucos entendem que esta é uma arte!!!!

    Beijos meu querido

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    1. Incluso en casa de Angel aprovecho de reciclar comida expirada, haha. Y Angel siempre me pide que huela la leche antes de que ella la use para cocinar! Hasta el momento lo único que he descartado sin comer ha sido una masa de galletas cruda que había estado en el refrigerador de ellos por dos meses, y estaba bastante descompuesta. Mis niveles de reciclaje no han llegado a una finura suficiente como para haber reciclado la masa!

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  3. Yo creo que te va a salir a cuenta comprar de esas cajas plasticas que mantienen los alimentos mas tiempo, por aquí tebngo verdura picada hace como 2 semanas que sigue en perfecto estado! O mejor aún, una de esas máquinas selladoras al vacío de llame ya!

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  4. Buena recomendación! Voy a esperar a que me llegue la deshidratadora que compré en un llame ya, a ver si me sirve para darle el ultimátum a las verduritas en proceso de finiquito, jaja.

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  5. Jajajaja, Excelente relato, te imagino perfectamente preocupándote de la 'limpieza' del refrigerador! Jajaja, qué genial!
    Llegas al extremo de entorpecer el camino visual a ciertas cosas para que luego de un tiempo caigan a tus redes? Jajaja!
    Un abrazo grande!

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