Me fue aclarado anoche que las lenguas de pato no se comen con cartílago. Ups. Al parecer, hay que tomarlas de la base y morder sólo la carne, dejando la parte dura en la mano. Así que, básicamente, fue como meterme una pata de jaiba entera a la boca y masticar hasta poder tragarla.
Con razón la camarera puso una cara un tanto extrañada cuando se llevó el plato completamente vacío. Mis motivos para comerme las lenguas con todo se debió al siguiente diálogo:
(Viene el mesero a la mesa a tomar la orden)
M: ¿Qué desea, señor?
B: Deme el plato número 201, por favor.
M: (Frunce el entrecejo, luego sonríe y me dice con una voz dulce como si le estuviera hablando a un bebé) eso es lenguas de pato, señor.
B: Lo sé: las quiero.
M: (Anota en la hoja mientras mueve levemente la cabeza en gesto de desaprobación, como diciendo "ah, estúpidos gwailos*, para qué piden estas cosas si después no se las comen")
Por lo que, una vez enfrentado al plato, me decidí a no darle la victoria a dicho mozo y comérmelo absolutamente todo. En fin...
Y rectificación número dos: gracias al e-mail que tan prontamente me envió mi padre, y luego confirmado por Favina, las flores rojas cuyo nombre no sabía se llamaban Poinsettia, o flores de navidad.
* Gwailo es el término un tanto despectivo que se usa para referirse a los extranjeros. Es el equivalente a decir "gringo".
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